El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
La palabra “tumor” nos hace pensar en algo anómalo y ajeno a nuestro cuerpo que irrumpe de forma catastrófica poniendo en peligro el exquisito equilibrio que nos da la vida. Sin embargo, la cruda realidad es que los tumores no vienen de fuera, todo lo contrario, son parte indiferenciada de nosotros mismos. Son nuestras propias células las que, en un momento dado, se olvidan de su cometido y comienzan a proliferar sin control creando una masa informe que crece de forma alarmante.
Ahora bien, las células tumorales por sí solas no pueden subsistir, necesitan un ambiente adecuado que les proporcione los alimentos y la energía necesaria para la supervivencia. Nuestra invitada, Eva María Galán Moya, investigadora de la Unversidad de Castilla-La Mancha en el Centro Regional De Investigaciones Biomédicas, investiga ese ambiente microscópico que rodea y alimenta al tumor, el microambiente tumoral, con el objetivo de desarrollar terapias que ayuden a vencer al cáncer.
El microambiente tumoral no solamente contiene células cancerosas, junto a ellas existen una gran variedad de células normales que nada tienen que ver con el cáncer, por ejemplo, las células forman los vasos sanguíneos que riegan y alimentan al tumor, células del sistema inmune, etc. Además, el ambiente está impregnado de fluidos cargados de sustancias que participan en la comunicación entre las células tumorales y el ambiente que las rodea y todo el conjunto tiene una consistencia gracias a un material sólido que le sirve de soporte.
Durante nuestra conversación, Eva María Galán Moya compara al tumor y su ambiente con un ejército bien equipado. Las células tumorales son los soldados y cuerpo de mando y el microambiente tumoral es la infraestructura formada por las líneas de suministro y el sistema de información. El símil es muy elocuente porque lo mismo que entre las milicias de un ejército hay personas con diferentes grados, entre las células tumorales también existen notables diferencias. La mayoría de ellas son células con gran capacidad de replicación que proporcionan un aumento de la masa al tumor, los soldados del ejército, pero una pequeña proporción que se conoce como “células madre tumorales”, constituyen un cuerpo de élite que conserva la capacidad para resistir a los tratamientos, debido a la baja tasa de crecimiento, y son responsables de la reaparición del tumor después de los tratamientos anticancerosos.
Los tratamientos más habituales, la quimioterapia o la radioterapia, no atacan a las células cancerosas por ser causantes del tumor, sino a ciertos comportamientos celulares que están exagerados en los tumores, como son los mecanismos que proporcionan el crecimiento celular. Una célula que se multiplica rápidamente será diana de estos tratamientos, ya sea cancerosa o no. Ésta es la razón por la que muchos enfermos de cáncer pierdan el cabello durante el tratamiento, las células del cabello humano tienen un crecimiento rápido, lo mismo que las cancerosas.
Los tratamientos convencionales pueden acabar con la mayoría de las células tumorales pero siempre queda una población, la células madre tumorales, que resiste al tratamiento y conservan la capacidad de reiniciar el tumor. Esta es la razón de que a los tratamientos habituales se unan otros específicos contra este tipo de células precursoras.
Una visión más amplia del problema consiste en fijar como dianas del tratamiento de los tumores, no solamente a las células tumorales sino a todo el microambiente que las rodea. Eva M. Galán explica que el objetivo de sus investigaciones consiste en el desarrollo de terapias que vayan encaminadas a luchar contra las células tumorales y, además, mantengan a controlado el microambiente para evitar que el tumor vuelva a desarrollarse.
Para lograr ese objetivo, la investigadora propone una línea de actuación que permita un traspaso rápido de información entre el hospital y el laboratorio de investigación, con el objetivo de conseguir una terapia individualizada para cada paciente.
Actualmente se utilizan en investigación células cancerosas que fueron obtenidas de pacientes antiguos y que se han mantenido vivas en laboratorio. Estas líneas celulares se pueden cultivar en laboratorio y se suelen implantar en ratones para reproducir cánceres humanos e investigar posibles tratamientos. Sin embargo las células cancerosas van cambiando con el tiempo y, el hecho de que hayan pasado muchos años desde que fueron obtenidas, implica la pérdida de muchas de la características del tumor inicial.Un enfoque más cercano al paciente se podría basar en la obtención de la muestra del tumor y su trasvase inmediato al laboratorio para desarrollar modelos de estudio más cercanos al paciente concreto. Así se obtendrían modelos “humanizados” que podrían permitir investigar el comportamiento del tumor ante distintos tratamientos y determinar aquel que sería más eficaz para el paciente. Este traslado de muestras e información entre el hospital y el laboratorio es la base de lo que se conoce como “investigación traslacional”.
El laboratorio puede obtener las muestras a partir del material extraído al paciente durante las habituales biopsias, lo que no implica ninguna actuación adicional que pueda molestar al enfermo. Las muestras así obtenidas son más completas que las líneas celulares convencionales porque contienen, además del tejido tumoral, el microambiente. Esto abre conjunto más amplio de posibilidades de investigación. El estudio de las muestras en laboratorio permitirá descartar terapias poco efectivas o contraproducentes y descubrir las más adecuadas para el paciente concreto sin someterlo a tratamientos que, en ocasiones, no son efectivos y debilitan al enfermo.
Por otra parte, la muestra del microambiente permite la posibilidad de estudiar las implicaciones de ciertos aspectos individuales, como la obesidad y otros factores, que pueden influir en el desarrollo tumoral.
Esta y otras propuestas son las que hoy nos presenta Eva María Galán Moya, investigadora de la Unversidad de Castilla-La Mancha en el Centro Regional De Investigaciones Biomédicas y en la Unidad de Investigación Traslacional del Hospital General Universitario de Ciudad Real y de Albacete. Os invito a escuchar Hablando con Científicos
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