El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
El programa de hoy es un capítulo de una larga historia. Una historia que habla de criaturas desaparecidas en tiempos ancestrales: dinosaurios, cocodrilos, peces… Animales que poblaron océanos, lagos y ríos; que habitaron en los densos bosques de las tierras emergidas y pasearon dejando sus huellas sobre el barro o la arena.
A aquellas historias se han sumado otras, más recientes, pero no menos fascinantes. Historias que hablan de seres humanos guiados por una curiosidad sin límites, habitantes de pueblos olvidados que, mientras labraban la tierra y cuidaban el ganado, observaron asombrados los fósiles que asoman entre los viejos estratos. Y, por último, a estas historias se unen las de los científicos, hombres y mujeres que llegaron a esos lugares guiados por noticias de lo que labriegos y pastores habían descubierto. Estos han escuchado y trabajado junto a los lugareños, han estudiado los fósiles y han publicado los resultados de sus pesquisas en revistas especializadas que ahora forman parte del conocimiento científico.
Galve, un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, es uno de esos lugares privilegiados en los que convergen todas las historias. Situado en un valle, en sus flancos se acumulan estratos formados por los sedimentos marítimos y terrestres que se formaron durante un periodo que va desde los 150 hasta los 120 millones de años.
Hace cinco años visité el lugar, siguiendo los consejos de Antonio Claret, astrofísico y aficionado a los fósiles. Antonio me había hablado de una persona muy especial, un labrador de Galve, llamado José María Herrero Marzo, que se había ganado una merecida fama mundial en el campo de la paleontología.
Tuve el gran honor de conocer a José María Herrero cuando ya, muy enfermo, apenas podía moverse. Según sus propias palabras, su cuerpo se había agotado después de tantos años recorriendo el campo, trabajando y luchando por rescatar para la ciencia los restos fósiles de las criaturas que en tiempos remotos vivieron allí y ahora yacen encerrados entre aquellos estratos. Su tesón fue tal que, gracias a él, volvieron a la vida desde gigantes como el Aragosaurus o el Galvesaurus herreroi, hasta diminutas criaturas como el pequeño mamífero Palendoterium herreroi, que, como podéis observar, llevan su apellido.
José María Herrero nos dejó el 20 de mayo de 2012, pero su vida me pareció tan fascinante que comencé a recopilar material sobre su obra, especialmente gracias a sus hijos, que le acompañaron desde pequeños en sus grandes correrías y algunos de los cuales, como nuestro invitado de hoy, Jesús Herrero Gascón, siguen trabajando para la paleontología. El material es tan abundante y abrumador que aún ahora, continúo preparándolo para contarles a ustedes la historia con detalle en sucesivos podcasts.
Hoy comenzamos esa historia con su capítulo más reciente: La publicación en la revista científica ICHNOS, de un artículo firmado por Jesús Herrero Gascón, un verdadero experto en icnitas, rastreador sagaz que ya en 1981, con 12 años de edad, descubrió las primeras huellas de dinosaurios mientras rescataba fósiles junto a su padre. El artículo, firmado también por el paleontólogo de la Universidad de la Rioja, Félix Pérez-Lorente, describe el estudio de los rastros dejados por los dinosaurios que hundían sus patas en el barro blando de la orilla de lagos o ríos dejando impresas sus huellas en él.
Las profundas marcas de las patas en el barro fueron después cegadas por sedimentos de distinto tipo que, con el tiempo, formaron una roca o molde (contrahuella) de la pata del animal. Esos moldes contienen información sobre la forma de la pata del dinosaurio, sus dedos, uñas y, en algunos casos, de la piel. El análisis revela datos sobre el movimiento de un estegosaurio a medida que se desplazaba por el barrizal.
Les invito a escuchar a Jesús Herrero Gascón cuyos trabajos en paleontología lo han convertido en un verdadero rastreador de huellas de dinosaurio.
(Angel Rodríguez Lozano, 20/07/2017)
Referencias:
Jesús Herrero Gascón & Félix Pérez-Lorente . Hoof-Like Unguals, Skin, and Foot Movements Deduced from Deltapodus Casts of the Galve Basin (Upper Jurassic-Lower Cretaceous, Teruel, Spain) ICHNOS, 2017, VOL. 24, NO. 2, 146–161 http://dx.doi.org/10.1080/10420940.2016.1223655
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