El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
La materia que nos rodea, nosotros incluidos, está formada por entes diminutos que llamamos átomos. Aunque originalmente se creyó que eran indivisibles, de hecho, ese es el significado de la palabra “átomo”, ahora sabemos que no es así. No obstante, antes de que se descubrieran las partículas que los componen, los químicos ya habían llegado a la conclusión de que determinadas sustancias estaban formadas por átomos del mismo tipo y las llamaron “elementos químicos”. Ahora conocemos 118 de ellos, es decir, 118 tipos distintos de átomos que subyacen en el fondo de todas las cosas. Cada lápiz, cada piedra o cada célula de tu cuerpo, está formada por una combinación más o menos compleja de esos átomos.
Algunos elementos químicos, como el oxígeno o el oro, son muy conocidos y sus nombres derivan de sus raíces griegas o latinas, otros llevan sus nombres asociados a un retazo de su historia, ya sea porque se les relaciona con el lugar en que fueron descubiertos, como el germanio, el francio o el polonio, o porque con ellos se ha querido homenajear a grandes científicos. Así se conoce al Curio, en honor a Marie Curie, el Einstenio en recuerdo de Albert Einstein, el Fermio como homenaje a Enrico Fermi y, naturalmente, no podía faltar uno que hiciera los honores a Dimitri Mendeleyev, el investigador ruso que propuso la Tabla periódica de los Elementos hace ahora 150 años, ese elemento es el número 101 y se conoce como Mendelevio.
En un programa anterior, nuestro invitado, Fernando Carrillo-Hermosilla, profesor de química inorgánica en la Facultad de Ciencias y Tecnologías Químicas de Ciudad Real, Universidad de Castilla la Mancha, nos dijo que cuando Dimitri Mendeleyev propuso su tabla periódica cuando se conocían tan solo 63 elementos distintos.
No obstante, su genialidad fue ordenarlos, no solamente utilizando sus pesos atómicos como base, sino por sus propiedades químicas y físicas. Mendeleyev se dio cuenta de que esas propiedades se repetían de forma periódica entre los elementos y concibió la idea de ordenarlos de manera que los elementos con propiedades similares ocuparan una misma columna. Hecho esto, Mendeleyev descubrió que algunos elementos ocupaban un lugar erróneo, por su peso atómico, y no dudó en recolocarlos dando prioridad a sus propiedades, algo que después demostró ser acertado. En otros lugares de la tabla observó que aparecían huecos que ningún elemento conocido podía ocupar, así que imaginó que correspondían a elementos no descubiertos aún. Esos elementos desconocidos debían ocupar las posiciones inmediatamente inferiores al boro, el aluminio y el silicio así que se aventuró a predecir su existencia y propiedades y, por si esto fuera poco, les dio un nombre: ekaboro, ekaaluminio y ekasilicio.No tardó en comprobarse lo acertado que estaban en sus predicciones, en 1875 se descubrió el ekaaluminio aunque se le asignó otro nombre, “galio”, un ejemplo más de homenaje al país del descubridor, Lecoq de Boisboudran, francés para más señas. Cuatro años más tarde, en 1879 se descubrió el ekaboro, al que se denominó “escandio” porque su descubridor, Lars Fredrick Nilson, era escandinavo. Y, por último, en 1886 se descubrió el ekasilicio, al que, siguiendo la moda, se le asignó en nombre de “germanio” dado el origen alemán de su descubridor, Clemens Winkler. Siguiendo esa moda, también podrían haberse asignado nombres ligados a España, México o Ecuador, si sus descubridores lo hubieran podido escoger, pero no fue así. Esta historia de los elementos que tuvieron participación española y latinoamericana nos la cuenta hoy Fernando Carrillo-Hermosilla.
En esta nueva entrevista, Fernando nos cuenta historias algunos de los elementos conocidos, habla de la utilidad que damos los humanos los distintos elementos y de cómo la Tabla Periódica se ha ido ampliando a lo largo de sus 150 años de historia con el añadido de elemantos nuevos, muchos de ellos obtenidos artificialmente. Ahora, la Tabla Periódica propuesta por Mendeleyev ha evolucionado hasta albergar un total de 118 elementos distintos, elementos con propiedades que el sabio ruso supo vislumbrar, pero con aplicaciones que ni siquiera pudo soñar. Muchos de los elementos descubiertos después de su muerte forman, aunque no lo sepamos, parte inseparable de nuestras vidas, los llevamos con nosotros en nuestros teléfonos inteligentes y en multitud de dispositivos de uso diario.
Os invito a escuchar a Fernando Carrillo-Hermosilla, profesor de química inorgánica en la Facultad de Ciencias y Tecnologías Químicas de Ciudad Real, Universidad de Castilla la Mancha. Twitter: @IYPT_UCLM2019
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