El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
Durante largos periodos la evolución ha sido lenta, pero continua. En ciertos momentos, la perturbación provocada por agentes geológicos, astronómicos o climáticos ha provocado la extinción de un enorme número de especies un corto lapsus de tiempo. Ahora nos encontramos en uno de esos momentos críticos de la historia terrestre, hasta el punto de que se dice, y con razón, que estamos ante la sexta gran extinción en masa del planeta. En esta ocasión, la causa de la catástrofe se debe al extraordinario éxito de una sola especie: la nuestra.
Nuestro invitado hoy en Hablando con Científicos, Miguel Verdú, investigador del CSIC, habla de evolución, es decir, del rastro que han ido dejando los seres vivos a medida que han ido cambiando y adaptándose a nuevos ambientes. Ese rastro permite estudiar las causas de la extinción de las especies y las consecuencias que la desaparición de cada una de ellas tiene en comunidades de seres vivos con los que están íntimamente relacionados.
La desaparición de una especie es una rama truncada para siempre en el árbol de la vida, una pérdida que se extiende hacia atrás en el tiempo, porque con ella se pone fin a toda su historia evolutiva. Pero la pérdida no se restringe a la especie extinguida, va más allá, alcanza a muchas otras que, al haber evolucionado íntimamente relacionadas con ella, dependen de la primera. Algunas de ellas se ven forzadas a cambiar y, en muchos casos, desaparecen junto a la especie con la que estaban relacionadas. Así, a través del estudio de las relaciones evolutivas entre los distintos miembros de comunidades biológicas, los investigadores consiguen entender cómo se estructuran esas comunidades y cómo reaccionan ante los cambios que las afectan.
El gran problema de la extinción actual es que el cambio provocado por la especie humana es tan rápido que provoca cambios bruscos en los ecosistemas terrestres y marinos. Es la velocidad del cambio la que provoca la desaparición de multitud de especies debido a que no tienen tiempo de adaptarse a las nuevas condiciones. Y con cada extinción, se pierde también toda su historia evolutiva.
Miguel Verdú forma parte de un equipo internacional de investigadores de la Universidade Estadual Paulista de Brasil, de la Estación Biológica de Doñana y del Centro de Investigaciones sobre Desertificación, que ha publicado en Science Advances los resultados de una investigación que revela cómo la pérdida de fauna (defaunación), provocada por la intervención humana, precipita la extinción de especies evolutivamente distintas. El estudio tiene como objetivo de descubrir pautas que permitan hacer predicciones evolutivas de las consecuencias que tiene la pérdida de especies interrelacionadas.
En la selva brasileña, los investigadores han observado la relación entre las aves y los árboles de cuyos frutos se alimentan. Muchas aves ingieren los frutos carnosos de algunas especies de árboles y defecan, o regurgitan, las semillas en lugares alejados, favoreciendo la expansión de las especies vegetales. Así, árboles y aves han evolucionado en íntima dependencia de manera que, si la relación entre dos especies es muy estrecha, la desaparición de la especie de ave implica la imposibilidad de expansión del árbol del que se alimenta. Aquellas aves de gran tamaño y pico grande, como el tucán, están íntimamente ligadas a los frutos que tienen semillas más grandes. Son las aves de mayor tamaño las que acumulan una mayor historia evolutiva, por esa razón, dado que muchas de estas aves están en franco retroceso, debido a la caza y la reducción del hábitat, al desaparecer, se produce una gran pérdida de historia evolutiva. En cambio, cuando las aves estudiadas son de menor tamaño, existen más especies parecidas que se alimentan y dispersan las semillas de árboles con semillas más pequeñas. En estos casos, la desaparición de una especie no es tan dramática y es menor la pérdida de historia evolutiva.
Os invito a escuchar a Miguel Verdú del Campo, doctor en Biología e Investigador en el grupo de Ecología y evolución en ecosistemas secos del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CSIC, UV y GV)
Referencia
Emer et al., Defaunation precipitates the extinction of evolutionarily distinct interactions in the Anthropocene. Sci. Adv. 2019; 5 19 June 2019
Apoya a CienciaEs haciéndote MECENAS con una donación periódica o puntual.
40,8 millones de audios servidos desde 2009
Agradecemos la donación de:
Angel Quelle Russo
“Vuestra labor de divulgación de la ciencia y en particular del apoyo a los científicos españoles me parece muy necesario e importante. Enhorabuena.”
Angel Rodríguez Díaz
“Seguid así”
Anónimo
Mauro Mas Pujo
Maria Tuixen Benet
“Nos encanta Hablando con Científicos y el Zoo de Fósiles. Gracias.”
Daniel Dominguez Morales
“Muchas gracias por su dedicación.”
Anónimo
Jorge Andres-Martin
Daniel Cesar Roman
“Mecenas”
José Manuel Illescas Villa
“Gracias por vuestra gran labor”
Ulrich Menzefrike
“Donación porque me gustan sus podcasts”
Francisco Ramos
Emilio Rubio Rigo
Vicente Manuel CerezaClemente
“Linfocito Tcd8”
Enrique González González
“Gracias por vuestro trabajo.”
Andreu Salva Pages
Emilio Pérez Mayuet
“Muchas gracias por vuestro trabajo”
Daniel Navarro Pons
“Por estos programas tan intersantes”
Luis Sánchez Marín
Jesús Royo Arpón
“Soy de letras, sigo reciclándome”