El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
La pregunta puede ser sorprendente pero eso es lo que ha intentado averiguar un equipo internacional de científicos liderado por Miriam Cubas, investigadora de la Universidad de Oviedo y nuestra invitada hoy en Hablando con Científicos. Los investigadores han estudiado los restos que dejaron los alimentos cocinados en vasijas de cerámica utilizadas por pobladores europeos hace entre 7.500 y 5.500 años para descubrir cuáles eran sus alimentos preferidos.
Aquellos lejanos tiempos tuvo lugar un gran cambio social en el oeste y norte de Europa. Los pobladores, hasta ese momento dedicados a la caza y a la recolección de frutos silvestres, comenzaron a cambiar su forma de vida dedicándose a actividades ligadas a la agricultura y a la ganadería. Este cambio favoreció la aparición de asentamientos estables donde, gracias al desarrollo de la cerámica, sus habitantes comenzaron a utilizar recipientes que, puestos al fuego, permitían cocinar los alimentos. Estos recipientes fueron utilizados muchas veces y su arcilla quedó impregnada de las moléculas de sus guisos.
Los investigadores han logrado reunir restos de cerámica que había sido utilizada para cocinar en 24 distintos yacimientos arqueológicos repartidos por la costa atlántica europea, desde Portugal hasta las costas del Báltico. Utilizando técnicas de análisis molecular e isotópico han podido extraer sustancias que habían quedado impregnadas en la cerámica y descubrir algunos de los alimentos cocinados en las ollas y pucheros prehistóricos.
Hubo diferencias entre notables entre las distintas poblaciones, mientras que los poblados de la península ibérica consumían preferentemente carne de ovejas y cabras, en el norte de Francia, las Islas Británicas y Dinamarca era el ganado vacuno el más abundante. Los residuos dejados por las carnes de los animales, las plantas, pescado y resinas han permitido determinar cómo variaban las costumbres culinarias de un extremo a otro de la costa europea. Sorprende el uso de los recipientes para contener productos lácteos, cuya presencia es mucho más acusada en los poblados del norte de Europa. Estos resultados podrían aportar información sobre la evolución de la tolerancia a la lactosa en los adultos europeos.
Se sabe que la lactosa, un azúcar predominante en la leche, es bien digerida por los mamíferos durante el periodo de lactancia, pero esa capacidad desaparece al hacerse adultos. En los humanos, las mutaciones genéticas han permitido que la mayoría de las personas sean tolerantes a la lactosa también en la edad adulta lo que nos permite digerir los productos lácteos sin problemas, sin embargo, son muchas las personas que continúan siendo intolerantes a la lactosa. Se sabe que las mutaciones genéticas que permiten la tolerancia a la lactosa son más abundantes en las regiones del norte de Europa que en las poblaciones del sur.
Otro resultado interesante del estudio se refiere al consumo de productos de origen marino. Sorprendentemente, los restos cerámicos encontrados en los poblados de la península ibérica, no contienen restos que indique su uso para cocinar peces o moluscos, a pesar de estar situados cerca del mar, en cambio, esos restos sí aparecen en las vasijas utilizadas en las regiones a orillas del Báltico.
En el estudio han participado investigadores procedentes de la Universidad de York, la Universidad de Oviedo, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, la Universidad Autónoma de Barcelona, el Instituto Max Planck, la Universidad de Cantabria, INRAP, el Servicio Regional de Arqueología de Normandía, el Servicio de Arqueología del Departamento de Calvados, la Universidad de Lisboa, UNIARQ, la Universidad de Santiago de Compostela, la Universidad de Rennes, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, la Universitat Rovira i Virgili, el Museu Arqueológico de São Miguel de Odrinhas y la Universidad de Barcelona.
Os invitamos a escuchar a Miriam Cubas, doctora en Prehistoria. investigadora en la Universidad de Oviedo y en la Universidad de York.
Referencia:
Cubas et al. 2020. Latitudinal gradient in dairy production with the introduction of farming in Atlantic Europe. Nature Communications. doi: 10.1038/s41467-020-15907-4
Figura 1. Vaso « La Hoguette » datado a finales del VI milenio a. C. en el yacimiento de Alizay (imagen: H. Paitier, INRAP).
Figura 2. Cerámicas del neolítico antiguo del yacimiento de Lannion (Côte d’Armor) (imagen: H. Paitier, INRAP).
Portada: Figura 3. Cerámicas del yacimiento de Verson (Calvados) (imagen Conseil départemental du Calvados ou CD14) in Germain-vallée et al., 2015)
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