El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
Hoy nos desplazamos hasta Noruega porque allí, cerca de Oslo, se encuentra la investigadora del Instituto Noruego de Bioeconomía, Clara Antón Fernández, nuestra invitada hoy en Hablando con Científicos.
Clara explica que casi el 40% de la superficie de Noruega está cubierta de bosques en los que abundan abetos, pinos y abedules. Es una masa forestal enorme que no solamente proporciona un medio de vida para sus habitantes, sino que constituye un sumidero de dióxido de carbono capaz de absorber casi un tercio de las emisiones de aquel país. Clara Antón y su equipo estudia los bosques noruegos y elabora modelos con los que se intenta prever cómo se comportarán dentro de 50, 100 o 200 años, teniendo en cuenta los retos que plantea el cambio climático. Los modelos sirven para elaborar estrategias que permitan la gestión correcta de las grandes masas forestales de manera que su uso sea sostenible en el tiempo, analizan su evolución futura como respuesta a las distintas formas de manejo, la utilización de una tecnología forestal adecuada y las políticas necesarias para llevarlas a cabo.
Los bosques juegan un papel cada vez más importante en un entorno climático cambiante como el actual. Los árboles, y los organismos fotosintéticos en general, descomponen el dióxido de carbono de la atmósfera y liberan oxígeno. La actividad vital de las grandes masas forestales no solamente tiene un impacto inmediato al absorber el CO2 atmosférico, sino que almacenan el carbono en forma de madera, un material ampliamente utilizado en construcción, elaboración de muebles y otros enseres, cuyo uso sustituye el hormigón y al plástico, disminuyendo así la contaminación ambiental. Además, los bosques proporcionan entornos naturales que favorecen la existencia de una gran diversidad biológica y proporcionan áreas sanas para realizar actividades de naturaleza y recreativas.
“Noruega, y en general la zona boreal, es una de las zonas en las que más se está notando del cambio climático”, comenta Clara Antón. La temperatura media está subiendo y las precipitaciones, debido a la confluencia de vientos cargados de humedad procedentes del océano, están aumentando. Ambos efectos, sumados, favorecen el crecimiento de los bosques noruegos. En otras zonas boreales más alejadas del océano, como Suecia o Finlandia, los efectos, en cuanto al crecimiento de los árboles, son desiguales. Un factor importante que está cobrando protagonismo como consecuencia del cambio climático son episodios esporádicos provocados por fenómenos meteorológicos que gran magnitud, grandes tormentas de nieve y vientos fuertes capaces de derribar una gran cantidad de árboles en un corto espacio de tiempo. Estos acontecimientos no solamente causan un daño en las masas boscosas, sino que aumentan notablemente la cantidad de madera muerta que debe ser retirada para evitar la proliferación de plagas. El exceso de madera tiene también efectos económicos negativos en el mercado.
Con el objeto de recoger datos que sirvan de base para monitorizar la evolución de los bosques y la elaboración de modelos, los investigadores de NIBIO hacen un seguimiento de 33.000 puntos distribuidos por todo el país, de los cuales unos 12.000 son parcelas arboladas de unos 250 m2. Los científicos hacen un seguimiento de esas parcelas recogiendo información sobre el tipo de suelo, densidad del arbolado, diámetro, altura de los troncos, la salud de las copas de los árboles, tipo de vegetación, daños producidos por el viento, nieve y plagas, biodiversidad, gestión, etc.
Clara Antón explica la importancia de estos estudios a la hora de formular estrategias de utilización de recursos y políticas forestales no solamente en Noruega sino en muchos otros lugares de la Tierra.Os invito a escuchar a Clara Antón, investigadora del Instituto Noruego de Bioeconomía
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