Don Santiago Ramón y Cajal quería ser pintor y utilizó el arte para mostrar a la comunidad científica las neuronas que veía con su microscopio. Salvador Dalí, pintor, supo plasmar con una maestría inigualable en sus relojes blandos el relativo fluir del tiempo propuesto en las teorías de Albert Einstein. Leonardo da Vinci, estudioso de la fisiología y anatomía humana, dibujó en sus láminas los músculos y huesos del cuerpo humano y esos conocimientos los reflejó en sus esculturas. Estos pocos ejemplos muestran cómo el Arte y la Ciencia han seguido caminos entrelazados desde que el ser humano comenzó a observar la naturaleza e intentó buscar respuesta a las preguntas que la observación le planteaba.

Hoy nos adentramos por ese doble camino visitando una exposición denominada Con Ciencia Con Arte donde varios grupos de artistas y científicos han unido sus conocimientos y habilidades para comunicar a la sociedad que,a pesar del alto grado de especialización que han alcanzado las distintas ramas del conocimiento durante los últimos años, la conexión entre la Ciencia y el Arte puede continuar. En este programa de Hablando con Científicos participan la artista y mujer de ciencia, Juana Ciudad Pizarro, y la neurolingüista Olga Ivanova, quienes, junto a la neurocientífica Julia Sánchez forman el equipo creador de una exposición titulada “Vidas Líquidas”.

“Vidas líquidas”, en un conjunto de obras que conectan el arte plástico, la neurociencia y la lingüística clínica, muestra los aspectos más desoladores de la enfermedad de Alzheimer. El conjunto artístico forma parte de la exposición que se pudo visitar en la Hospedería Fonseca de la ciudad de Salamanca y que ahora puede ser visitada virtualmente aquí.

Olga Ivanova explica durante la entrevista que, en muchas ocasiones, no se asocia la enfermedad de Alzheimer con la pérdida del lenguaje. Solemos pensar en un enfermo de Alzheimer como una persona que va olvidando nombres, situaciones, lugares, hechos, etc. El lenguaje también está basado en la memoria y, por esa razón, una persona enferma de Alzheimer va perdiendo las palabras que le permiten comunicarse. La sensación de “tener una palabra en la punta de la lengua”, que a todos nos sucede en algún momento, en las personas con demencia se agudiza y se traduce en la incapacidad de recordar palabras sencillas (anomia). En los estados avanzados de la enfermedad, se pierden las conexiones neuronales que permiten acceder al almacenamiento de las palabras y a los canales que las conectan entre sí. La pérdida de las conexiones que permiten la comunicación verbal lleva a una serie de trastornos que reciben nombres como anomia, parafasia, circunloquios, verborrea, ecolalia, etc. El final del proceso llega cuando el enfermo enmudece y desconecta para siempre del mundo exterior.

La pérdida de las capacidades neurológicas que conectan los recuerdos se traduce en una vida que no tiene fluidez, que se va diluyendo. Poco a poco, el paciente de Alzheimer va perdiendo capacidad de comunicación con los demás al mismo tiempo que se produce un deterioro de la consciencia de sí mismo. Juana Ciudad Pizarro ha sabido representar magistralmente esos problemas de comunicación en sus obras: Escrito en el agua, Escrito en el viento, Escrito en el fuego, El olvido.

A medida que los recuerdos desaparecen, la persona va teniendo dificultades para reconocer a los demás, primero a aquellos cuyo contacto es esporádico, después a amigos y familiares. El proceso culmina con la imposibilidad de reconocerse a sí mismo. Estos aspectos de la enfermedad han sido plasmados en la obra gráfica de Juana Ciudad en forma de rostros borrados o enmarañados, donde es imposible reconocer a la persona que representan. El pasado, el presente y el futuro son palabras cuyo significado desaparece en los enfermos de Alzheimer.

A la entrada de la exposición el visitante se encuentra frete a la obra “La Torre de Babel”, una escultura realizada con un papel secante, elaborado con materiales empleados en los análisis clínicos. La torre formada con tiras estrechas de papel lleva manuscrito el cuento Funes el memorioso de Jorge Luis Borges. El personaje de este cuento, Funes, es incapaz de olvidar, el contrapunto a la incapacidad de recordar que tienen los enfermos de Alzheimer. La Torre de Babel, según el Génesis, fue una construcción que los humanos iniciaron para llegar al cielo y Dios castigó su osadía confundiendo sus lenguas. Incapaces de comunicarse, abandonaron la construcción.

La idea de crear un entorno común a las artes y las ciencias se debe a la iniciativa de Sandra Blanco Benavente, que ya partición en Hablando con Científicos, y el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca en colaboración con la Fundación General del CSIC. En Con Ciencia Con Arte fueron seleccionados dos proyectos: Vidas Líquidas. La palabra en la punta de la lengua y Musicómica: Música y Genes.

Os invito a escuchar a:
Juana Ciudad Pizarro es artista, Licenciada en Farmacia y en Bellas Artes y Doctora en Medicina por la Universidad de Salamanca.
Olga Ivanova es doctora en Filología Hispánica, Máster en Trastornos de la Comunicación: Neurociencia de la Audición y el Lenguaje por la Universidad de Salamanca y miembro del grupo de investigación “Neurofisiología, cognición y conducta” del Instituto de Neurociencias de Castilla y León.