El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
“El cáncer es una enfermedad genética”, dice Rafael Sirera, nuestro invitado hoy en Hablando con Científicos.
Cuando ciertos genes regulan la proliferación o la reparación del ADN en nuestras células sufren algún daño o mutación, pueden dar como resultado un crecimiento celular excesivo y fuera de control. Así nacen los tumores, aglomerados crecientes de células que pueden quedar estabilizadas en un lugar o desplazarse a otros lugares del cuerpo y establecer nuevas colonias o tumores, los cuales, si no se les pone freno, acabarán con el exquisito equilibrio que nos mantiene con vida. El cáncer no es una enfermedad sino un conjunto elevado de ellas, dado que pueden tener su origen cualquier célula de cualquier tejido corporal que sufra las variaciones genéticas adecuadas para su desarrollo.
A lo largo de la serie de capítulos dedicados al sistema inmunitario, en conversaciones con Jorge Laborda, hemos aprendido cómo las células del sistema inmune nos defienden de invasores externos, como bacterias, virus u hongos. Ahora bien, dado que los tumores están formados por nuestras propias células ¿puede el sistema inmunitario protegernos también cuando el enemigo forma parte de nosotros mismos? Rafael Sirera, Catedrático de Biología Celular en la Universitat Politècnica de Valéncia y editor de la Sociedad Española de Inmunología, dice que sí, es más, lo hace continuamente.
El sistema inmunitario tiene muchas funciones, además de las puramente defensivas. Una de ellas es la de “basurero corporal” porque se ocupa de eliminar aquellos desechos que se producen durante el desarrollo normal del individuo. Otra labor importante tiene que ver con la reparación de los tejidos dañados, lo que se conoce como “regeneración tisular”, durante la cual los linfocitos T pueden favorecer el crecimiento de nuevas células que sustituyan a las perdidas. Estas funciones indican que no solamente nos defienden del exterior sino que también ayudan a regular el equilibrio interior. En ese sentido, el sistema inmunitario está preparado para detectar y atacar a nuestras propias células si, debido a una mutación genética, comienzan a generar una proteína errónea. En ese caso, la célula anómala puede ser identificada como potencialmente nociva y ser atacada por las células del sistema de defensa. Lógicamente, cuando la defensa tiene éxito, su acción pasará desapercibida para nosotros, sin embargo, si nuestras defensas son incapaces de detectar la célula anómala y la modificación genética la incita a multiplicarse sin control, su población crecerá de forma continuada y nacerá un tumor.
La inmunoterapia tiene como objetivo potenciar el sistema inmunitario en su lucha contra los tumores. Durante el siglo pasado la inmunoterapia se enfocaba a la detección y control de las proteínas erróneas que caracterizan a los tumores, pero su eficacia dejaba mucho que desear. A principios de este siglo se descubrió que los tumores desarrollan estrategias destinadas a poner “freno” al sistema inmunitario y que es ese “freno” el que dificulta que un tumor éste sea eliminado por las defensas naturales del cuerpo. Los investigadores James P. Allison y Tasuku Honjo desarrollaron unos anticuerpos que bloquean ese freno en los linfocitos T y potencian su acción hacia las células del cáncer. El trabajo de Allison y Honjo supuso un antes y un después en la inmunoterapia como estrategia contra este tipo de enfermedades. Sus investigaciones aceleraron el desarrollo de nuevas aproximaciones terapéuticas y han hecho posible que en los últimos años miles de pacientes con cáncer hayan recibido un tratamiento efectivo contra su enfermedad. Por estos trabajos ambos investigadores recibieron en Premio Nobel de Medicina en 2018.
No todos los tumores son igualmente vulnerables al sistema inmunitario, por esa razón las estrategias que funcionan con unos, tienen escaso éxito o fracasan con otros. Para mejorar la inmunología tumoral es fundamental el conocimiento de todo lo que sucede en un tumor y para ello Rafael Sirera y su equipo investigan en “biomarcadores”, es decir, sustancias producidas por las células tumorales o por células del cuerpo como respuesta a la presencia de un cáncer. Los biomarcadores permiten comprender los mecanismos biológicos que tienen lugar en el cáncer, ayudan a diferenciar distintos los distintos tipos existen y permiten valorar la respuesta inmunitaria que se está produciendo en un paciente frente a un tumor. El conocimiento facilitado por los marcadores puede ayudar a pronosticar el curso de la enfermedad y predecir si un paciente va a responder o no a un tratamiento.
En el ámbito de lo que se conoce como “terapias personalizadas”, el estudio de los biomarcadores permite detectar las alteraciones moleculares existentes en el cáncer de un paciente, un conocimiento que puede servir para facilitar al enfermo el fármaco específico que le ayudará a luchar contra la enfermedad y evitar, incluso, el suministro de fármacos para los que el tumor desarrollado es resistente.
De estas y muchas otras cosas nos habla Rafael Sirera, Catedrático de Biología Celular Departamento de Biotecnología Universitat Politècnica de Valéncia y Editor de la Sociedad Española de Inmunología, os invito a escucharle.
Rafael Sirera es autor del blog de divulgación científica que lleva por título Inmunoensayos
Más información:
Inmunoterapia del cáncer. Realidades y perspectivas
Inmunoterapia Del Cáncer. Realidades Y Perspectivas: Sociedad Española de Inmunología
Apoya a CienciaEs haciéndote MECENAS con una donación periódica o puntual.
40,8 millones de audios servidos desde 2009
Agradecemos la donación de:
Enrique González González
“Gracias por vuestro trabajo.”
Mecenas
José V González F
“A nombre de mi hijo León Emiliano hacemos esta pequeña aportación. Escuchar ciencia juntos nos hace muy felices. Gracias.”
Mecenas
Héctor Vaquero Benito
Mecenas
Carlos Garcia Gutierrez
“Gracias por su gran labor divulgativa”
Mecenas
Francisco Sicilia Espuny
Mecenas
Jesús Mª Perez Carranza
Mecenas
Mario Castiñeira Garcia
Mecenas
Jurgen Goicoechea
“Entretiene y siempre se aprende.”
Mecenas
Urko Iturbe
Mecenas
Labea
Nuevo Mecenas a través de Patreon
Julia Dolores Martínez Vilela
“Gracias por entretener”
Mecenas
Frida Palacios García
Mecenas
Vicente Manuel Cereza
“Linfocito T CD8 citotóxico”
Mecenas
Anónimo
Mecenas
Jesús Antón Cayuela
Mecenas
Ernesto Mauricio Deluquez.
Mecenas
Luis Miguel Muñoz Gallo
Mecenas
Marlene Musiol.
Mecenas
Rogelio Cueva
“Saludos desde Mexico y felicidades por difundir la ciencia de una manera interesante y clara.”
Mecenas
Daniel Ocana
Mecenas
Terrence Rooney
Mecenas
Aser Sanchez Huerga
Mecenas
María D Walker
Mecenas
Juan Agustín Esteban Jiménez
Mecenas