El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
Predecir el clima futuro es un reto impresionante que los científicos afrontan utilizando modelos teóricos elaborados y ajustados con datos reales presentes y pasados. Durante las décadas más recientes, gracias a los grandes avances de la instrumentación terrestre y espacial, se tiene datos en abundancia, pero no así del clima de tiempos más remotos. Una forma de conocer cómo se comportó el clima hace cientos o miles de años consiste en analizar los restos acumulados en los sedimentos de los lagos.
En un reciente trabajo, publicado en Nature Geoscience, la investigadora y profesora de la Universidad Royal Holloway de Londres, Celia Martín Puertas y sus colegas muestran los resultados del estudio de los registros del clima almacenados en el fondo de un pequeño lago en el centro este de Inglaterra, de nombre Diss Mere.
El lago ha existido durante los últimos 10.500 años y a lo largo de todo ese tiempo, en el fondo se ha ido depositando cada año una pequeña capa de sedimento que, en conjunto, mide ahora 20 metros de espesor. Los investigadores han extraído un cilindro vertical de los sedimentos acumulados en el fondo del lago y han analizado el espesor y contenido de las miles de capas de los sedimentos acumulados en él. Así han obteniendo de información sobre el comportamiento del clima desde finales de la última glaciación hasta nuestros días.
¿Qué información aporta el análisis de los sedimentos almacenados en el Diss Mere? Celia Matín explica que las capas de sedimento varían con el cambio de las estaciones. Durante la temporada estival se depositan en el fondo sedimentos más ricos en calcita, un carbonato que está ligado a la temperatura del lago, así si la capa es más gruesa, se asocia con unos veranos más largos y calurosos. Durante la temporada de otoño e invierno, el tiempo atmosférico es más variable, los vientos y las tormentas remueven las aguas y los nutrientes llegan con más facilidad a la superficie donde son consumidos por algas y microorganismos que generan una capa de sedimento más rica en materia orgánica. Así, una capa invernal más gruesa indica unas condiciones climáticas más adversas.
El grosor de cada capa varía con el clima durante los distintos años y cuando se observan periodos mucho mayores, todo ello permite obtener un patrón de cambio de más largo periodo. Así, los estudios han permitido detectar variaciones decadales, concordantes con los ciclos de actividad de las manchas solares como los que ahora se producen, también se observan ciclos de 22 años, que se asocian con cambios en los polos magnéticos de nuestra estrella y ciclos de 60 a 80 años que se piensa que están relacionados con las variaciones de las corrientes oceánicas del Atlántico Norte.
Cuando los científicos analizaron el conjunto total de sedimentos acumulados durante los últimos 10.500 años datos obtenidos pudieron observar una variabilidad decadal antes de los 8.500 años, seguidos de un periodo de 1.800 años durante los cuales los ciclos decadales desaparecen completamente. Posteriormente, hace 6.500 años se reanuda el comportamiento cíclico decadal.
Los resultados sugieren que esa ausencia de ciclo decadal fue debida a la descarga de agua de deshielo en el Atlántico Norte. Como consecuencia del calentamiento global que tuvo lugar al terminar la última glaciación, se produjo la apertura de la Bahía de Hudson, un verdadero mar interior que vertió un volumen enorme de agua dulce al Océano Atlántico provocando un cambio en la circulación oceánica que modula el clima en el hemisferio norte.
Aquel acontecimiento tiene ahora una similitud con los cambios que estamos experimentando actualmente. Estudios recientes indica que en estos momentos la circulación oceánica del Atlántico Norte también se está debilitando, como consecuencia del agua dulce que aporta la pérdida de hielo que sufre Groenlandia. Dada la aceleración actual del derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia en respuesta al calentamiento global, este estudio proporciona evidencia a largo plazo de los posibles desafíos que predicen los modelos futuros del sistema climático.
Os invito a escuchar a Celia Martín-Puertas, UKRI Future Leaders Fellow | Lecturer in Physical Geography | Department of Geography | Royal Holloway University of London
Referencias:
Martín-Puertas, C., Hernández, A., Pardo-Igúzquiza, E. et al. Amortiguación de las fluctuaciones predecibles del clima del Atlántico norte por década debido al derretimiento del hielo. Nat. Geosci. 16 , 357–362 (2023). https://doi.org/10.1038/s41561-023-01145-y
Apoya a CienciaEs haciéndote MECENAS con una donación periódica o puntual.
40,8 millones de audios servidos desde 2009
Agradecemos la donación de:
Angel Quelle Russo
“Vuestra labor de divulgación de la ciencia y en particular del apoyo a los científicos españoles me parece muy necesario e importante. Enhorabuena.”
Angel Rodríguez Díaz
“Seguid así”
Anónimo
Mauro Mas Pujo
Maria Tuixen Benet
“Nos encanta Hablando con Científicos y el Zoo de Fósiles. Gracias.”
Daniel Dominguez Morales
“Muchas gracias por su dedicación.”
Anónimo
Jorge Andres-Martin
Daniel Cesar Roman
“Mecenas”
José Manuel Illescas Villa
“Gracias por vuestra gran labor”
Ulrich Menzefrike
“Donación porque me gustan sus podcasts”
Francisco Ramos
Emilio Rubio Rigo
Vicente Manuel CerezaClemente
“Linfocito Tcd8”
Enrique González González
“Gracias por vuestro trabajo.”
Andreu Salva Pages
Emilio Pérez Mayuet
“Muchas gracias por vuestro trabajo”
Daniel Navarro Pons
“Por estos programas tan intersantes”
Luis Sánchez Marín
Jesús Royo Arpón
“Soy de letras, sigo reciclándome”