Imagina que cada producto químico que usamos, desde el medicamento que tomamos cuando nos sentimos mal hasta el champú que elegimos para nuestro baño diario, emprende su propio viaje después de utilizarlo. No se quedan con nosotros para siempre; tarde o temprano, encuentran su camino hacia ríos, mares, y el aire que respiramos, tejiendo historias invisibles sobre nuestras vidas y hábitos. Hoy, en “Hablando con Científicos”, tenemos el placer de conversar con la investigadora del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), Sara Rodríguez-Mozaz, quien, junto a su equipo, desentraña estos relatos ocultos en las aguas que nos rodean.

Cuando tomamos un medicamento, nuestro cuerpo hace su trabajo y luego expulsa, ya sea en su forma original o transformado por la magia de nuestro metabolismo. Estos desechos viajan a través de las aguas residuales hacia las plantas depuradoras, nuestros esforzados guardianes que limpian el agua antes de devolverla a la naturaleza. Sin embargo, esta limpieza tiene sus límites, y algunos de esos viajeros químicos logran escapar, embarcándose hacia nuevos destinos en ríos y mares, y eventualmente encontrándose con la vida acuática.

Sara y su equipo analizan el contenido de las aguas para detectar y seguir el rastro de estos contaminantes, desde su origen en las aguas residuales hasta su paso por las distintas etapas de depuración. Con los datos obtenidos proporcionan una información esencial que ayuda a los ingenieros ambientales a idear métodos más eficaces para capturar los contaminantes. El cometido de los investigadores no acaba ahí, continua cuando el agua depurada es vertida a los ríos o al mar, entonces vuelven a analizar los contaminantes que escapan a la depuración rastreando cómo estos químicos esquivos interactúan con los ecosistemas, ya sea flotando libremente entre las aguas o escondiéndose y acumulándose en los sedimentos.

Más allá de su impacto ecológico, el análisis de las aguas residuales nos ofrece una ventana fascinante a las vidas de las comunidades. Por ejemplo, durante la reciente pandemia, la vigilancia del virus SAR-CoV-2 en estas aguas reveló valiosas pistas sobre el nivel de contagio de la población. Del mismo modo, la presencia de drogas ilegales puede contar la historia del consumo en una comunidad, ofreciendo una perspectiva única sobre sus uso y abuso.

Este tipo de investigación va más allá de la simple detección de fármacos; también puede revelar cómo estos compuestos se transforman y se convierten en otros productos derivados que pueden tener efectos inesperados en la naturaleza. El uso de drogas psiquiátricas en hospitales y clínicas pueden filtrarse en el medio ambiente y afectar la vida silvestre de maneras que apenas comenzamos a entender.

Y no nos olvidemos de los microplásticos, esos pequeños viajeros que no solo llevan consigo sus propios efectos tóxicos sino que también actúan como navíos, transportando otros contaminantes a través de los océanos.

La investigación de Sara Rodríguez Mozaz y su equipo no solo nos alerta sobre los riesgos que enfrentamos, sino que también ilumina el camino hacia soluciones más sostenibles y conscientes para proteger nuestro planeta y sus habitantes.

Os invito a escuchar a Sara Rodríguez Mozaz, investigadora del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA).

Referencias:

Ocurrencia de antibióticos y genes de resistencia a antibióticos en aguas residuales hospitalarias y urbanas y su impacto en el río receptor. Sara Rodríguez-Mozaz;Sara Chamorro;Elisabet Martí;Belinda Huerta.

Microplásticos en ecosistemas de agua dulce: lo que sabemos y lo que necesitamos saber. Martin Wagner;Christian Scherer;Diana Álvarez-Muñoz;Nicole Brennholt. Ciencias Ambientales Europa (2014)