El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
Es impresionante pensar que unas pocas y frágiles mariposas, descubiertas en una playa de la Guayana Francesa, permitieron desvelar que habían llegado hasta allí después de un viaje de al menos 4,200 km desde África, volando sobre las aguas del océano Atlántico. Y es posible que la distancia recorrida fuera aún mayor, teniendo en cuenta que estos insectos inician su larga migración en Europa, cruzan el Mediterráneo y sobrevuelan el Sahara, en un viaje de al menos 7,000 km. Esta increíble odisea fue realizada por la mariposa “dama pintada” (Vanessa cardui), también conocida como “mariposa cardera”. Pero no menos sorprendente, quizás, es descubrir cómo un equipo internacional de investigadores, liderado por Gerard Talavera, investigador en el Institut Botànic de Barcelona (CSIC-CMCNB), logró, tras diez años de estudio, desentrañar el extraordinario viaje realizado por estas pocas mariposas encontradas en la Guayana Francesa.
La historia comienza el 28 de octubre de 2013, cuando un miembro del equipo de investigadores descubrió una decena de mariposas dispersas sobre una playa de la Guayana Francesa. Las mariposas tenían las alas dañadas y estaban exhaustas; algunas eran incapaces de huir, como si hubieran realizado un vuelo prolongado y extenuante. Los insectos pertenecían a la especie Vanessa cardui, una mariposa común en Europa y Norteamérica, pero desconocida en Sudamérica. Los investigadores capturaron tres ejemplares y, al comprobar que la especie no era habitante de la zona, se preguntaron cómo habían llegado hasta allí.
Cuenta Gerard Talavera durante la entrevista que había dos orígenes posibles para aquellas mariposas. Uno era que su punto de partida fuera América del Norte, donde es común. La segunda hipótesis era que estas mariposas habían cruzado el Océano Atlántico desde África occidental, recorriendo una distancia mínima de 4,200 kilómetros y posiblemente hasta 7,000 kilómetros si su origen estaba en Europa.
Para confirmar esta asombrosa travesía, los científicos emplearon una combinación de métodos innovadores.
En primer lugar, analizaron las trayectorias del viento utilizando el modelo HYSPLIT de la NOAA, lo que les permitió reconstruir el posible recorrido de las mariposas desde África hasta América del Sur. Los resultados mostraron que durante las 48 horas previas a la captura de las mariposas, los vientos fueron excepcionalmente favorables para facilitar su dispersión transatlántica desde África occidental.
Se realizaron análisis genéticos de las mariposas capturadas, comparando su ADN con muestras de Vanessa cardui de América del Norte, Europa y África. Los resultados genéticos indicaron que las mariposas sudamericanas estaban genéticamente relacionadas con poblaciones euroafricanas, lo que descartaba un origen norteamericano. Este hallazgo fue respaldado por el análisis de los granos de polen encontrados en las mariposas, que reveló la presencia de especies de plantas endémicas del Sahel en África occidental, lo que refuerza la hipótesis de un origen africano.
Los investigadores también analizaron los isótopos estables de hidrógeno y estroncio en las alas de las mariposas para geolocalizar su origen natal. Se sabe que las orugas de las mariposas se alimentan de las plantas que crecen en el terreno y que estas aportan a sus cuerpos las proporciones de isótopos presentes en el entorno. Analizando esas firmas isotópicas, los investigadores descubrieron que las mariposas podrían haber tenido su origen en Europa occidental o África occidental, donde se desarrollaron antes de ser arrastradas por los vientos hacia el Atlántico y, finalmente, hacia América del Sur.
Este estudio no solo documenta uno de los vuelos transoceánicos más largos registrados para insectos, sino que también proporciona una comprensión más profunda de la capacidad de dispersión de los insectos. Se estima que las mariposas completaron su viaje transatlántico en 5 a 8 días, asistidas por los vientos alisios del este. Sin esta asistencia, el viaje habría sido imposible, ya que las reservas de energía de las mariposas solo les habrían permitido volar un máximo de 780 kilómetros sin reabastecimiento.
Comenta Gerard Talavera que, a medida que continuamos explorando estos eventos, es probable que descubramos más ejemplos de cómo los insectos, a pesar de su tamaño, tienen un impacto profundo en la ecología global y en la distribución de las especies.
Os invito a escuchar a Gerard Talavera, investigador del Institut Botànic de Barcelona (IBB), CSIC-CMCNB, Barcelona.
Referencias:
Suchan, T., Bataille, CP, Reich, MS et al. Un vuelo transoceánico de más de 4200 km de mariposas damas pintadas. Nat Commun 15 , 5205 (2024). https://doi.org/10.1038/s41467-024-49079-2
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