El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
Las corrientes de chorro son bandas de viento de alta velocidad que fluyen en la atmósfera entre capas más lentas. En el caso del Atlántico Norte, la corriente de chorro suele situarse entre los 8 y 12 kilómetros de altitud, donde el aire fluye de oeste a este a velocidades medias de 110 a 250 km/h, aunque en invierno puede alcanzar hasta 400 km/h en eventos extremos. Este “río de aire”, que suele tener varios cientos de kilómetros en anchura, es fundamental para la circulación atmosférica, ya que influye en la trayectoria de las tormentas y en la distribución de temperaturas en América del Norte y Europa.
A estas corrientes de chorro y su evolución futura en el contexto del cambio climático ha dedicado su tesis doctoral Marina García-Burgos, nuestra invitada hoy en Hablando con Científicos. En un artículo publicado en la revista npj Climate and Atmospheric Science, Marina y un nutrido grupo de investigadores han utilizado modelos climáticos de última generación, como los del proyecto CMIP6, para simular cómo está cambiando la estructura y el comportamiento de estas corrientes de chorro, especialmente durante el invierno boreal.
Los modelos climáticos son herramientas esenciales para estudiar la evolución futura de la atmósfera, los océanos y la superficie terrestre. Utilizan ecuaciones matemáticas basadas en principios físicos para simular la interacción entre distintos factores, como la temperatura del aire, la humedad, el viento, la cobertura de hielo y la concentración de gases de efecto invernadero.
Dada la complejidad del clima terrestre, existen múltiples modelos climáticos que se alimentan de datos históricos y proyecciones de emisiones de CO₂ para predecir distintos escenarios futuros. Se emplean para estudiar el calentamiento global, evaluar el impacto de eventos climáticos extremos y diseñar estrategias de mitigación y adaptación. Para comparar y mejorar estos modelos, existe una iniciativa internacional que reúne a científicos de todo el mundo dentro del Proyecto de Intercomparación de Modelos Acoplados (CMIP).
Marina García-Burgos y sus colegas han utilizado CMIP6 (la versión más reciente del proyecto) para llevar a cabo un análisis multiparamétrico sobre el comportamiento futuro de la corriente de chorro impulsada por remolinos en el Atlántico Norte.
Estudios anteriores habían encontrado que, en términos generales, la corriente de chorro del Atlántico Norte tiende a desplazarse hacia los polos con el calentamiento global. Sin embargo, durante el invierno, su comportamiento es más complejo. Algunos estudios sugieren que la parte central de la corriente de chorro podría fortalecerse, mientras que sus flancos (tanto hacia el polo como hacia el ecuador) podrían debilitarse, produciendo un estrechamiento durante esta estación.
El estudio realizado por Marina García-Burgos y su equipo revela que, aunque los resultados coinciden con estudios previos en los períodos no invernales, no siguen un patrón uniforme a lo largo del invierno. Al dividir la estación fría en dos períodos más cortos, encontraron que entre noviembre y diciembre, la corriente de chorro se mueve hacia el norte, mientras que entre enero y febrero, tiende a regresar hacia el ecuador. Esta variabilidad estacional es la que, al analizar el invierno en su conjunto, daba como resultado el aparente estrechamiento de la corriente de chorro, un fenómeno que el nuevo estudio no confirma.
Marina señala que el desplazamiento detectado de la corriente de chorro es de aproximadamente un grado de latitud (111 km). Dado que la corriente de chorro marca la frontera entre el norte, con un clima más húmedo, y el sur, más cálido, este desplazamiento implicaría un cambio significativo en las condiciones climáticas de una amplia franja terrestre, afectando a las poblaciones que habitan en ella.
Aunque los modelos climáticos muestran tendencias claras, aún existen incertidumbres sobre la magnitud exacta de estos cambios y su impacto en el clima regional. No obstante, la mayoría de los estudios coinciden en que el cambio climático alterará significativamente el comportamiento de la corriente de chorro del Atlántico Norte, con efectos importantes en los patrones climáticos de todo el hemisferio norte.
Os invitamos a escuchar a Marina García-Burgos, doctora en Ciencias Físicas del Departamento de Física de la Tierra y Astrofísica de la Universidad Complutense de Madrid, en este episodio de Hablando con Científicos.
Referencias:
García-Burgos, M., Ayarzagüena, B., Barriopedro, D. et al. Intraseasonal shift in the wintertime North
Atlantic jet structure projected by
CMIP6 models
npj Clim Atmos Sci 7 , 234 (2024). https://doi.org/10.1038/s41612-024-00775-2
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