Si hubieras vivido en los bosques de Nueva Zelanda hace más de un milenio, probablemente te habrías encontrado frente a aves enormes, conocidas como moas, incapaces de volar. Las de mayor tamaño que han existido podían alcanzar los tres metros de altura y pesar hasta 250 kilos. Si, en lugar de Nueva Zelanda, hubieras visitado las costas y selvas de Madagascar hace apenas unos siglos, podrías haberte encontrado ante un ave elefante, otro gigante de más de tres metros de altura que ponía huevos de hasta 30 centímetros de diámetro, muchísimo más grandes que los de un avestruz.

Estas criaturas no son producto de la fantasía ni de las leyendas de navegantes, sino que existieron de verdad. En su libro Historia de las aves terrestres extintas, Antonio Monclova, nuestro invitado hoy en Hablando con Científicos, nos lleva de la mano en un emocionante viaje por el pasado para conocer a las aves más asombrosas que hayan habitado nuestro planeta, aquellas que dominaron islas, bosques y llanuras, pero que hoy solo conocemos gracias a sus fósiles, a sus huevos fosilizados y a los relatos de antiguos pueblos.

La conversación amena con Antonio Monclova nos permite descubrir que las aves gigantes no son una excepción aislada, sino un fenómeno que ocurrió una y otra vez a lo largo de la historia, especialmente en lugares apartados, como islas sin grandes depredadores. Estas aves, que perdieron la capacidad de volar, se convirtieron en las reinas de sus ecosistemas.

La aventura comienza con una pregunta clave: ¿de dónde vienen las aves? Para responderla es inevitable remontarse a un fósil descubierto en 1861. Era el primer fósil de Archaeopteryx, una criatura que conmocionó al mundo de la paleontología. Aquel extraño animal poseía plumas similares a las de las aves modernas, pero también dientes afilados en las mandíbulas, una larga cola ósea, garras y una estructura ósea que recordaba a la de pequeños dinosaurios terópodos. Este descubrimiento marcó el inicio de un largo camino que ha permitido investigar el origen de las aves y su evolución a lo largo del tiempo, hasta conformar uno de los grupos animales más diversos del planeta. Hoy las vemos revoloteando en parques y jardines, pero son descendientes directas de un linaje de dinosaurios. De hecho, cuando mires a una paloma, un gorrión o una gallina, estarás observando a un dinosaurio moderno.

El viaje que nos propone Antonio Monclova habla, fundamentalmente, de aves que no volaban —y empleo el pasado porque hace tiempo que se extinguieron—. La conversación, y más en profundidad el libro, te permitirá conocer no solamente a los gigantescos moas y aves elefante, sino también a muchas otras aves extraordinarias: como la imponente Gastornis, que deambulaba por Europa y América del Norte en el Paleoceno y era tan alta como una persona; o los brontornítidos, aves extintas de América del Sur que figuran entre las más masivas que jamás hayan existido; y las conocidas como “aves del terror”, que, en realidad, no eran tan terroríficas como las pintan. Tampoco faltan en el libro historias sobre grandes aves cuya existencia nunca ha podido confirmarse, como el famoso gigante de Leguat.

Monclova nos invita a reflexionar sobre nuestro presente y nuestro futuro. Nos recuerda que las aves son testigos vivos de millones de años de evolución y que su diversidad es un tesoro que debemos conservar.

Os invito a escuchar a Antonio Monclova Bohórquez, biólogo, arqueólogo y escritor, doctor en Paleontología y Prehistoria y autor del libro Historia de las aves terrestres extintas, editado por Guadalmazán.

Referencia:

Historia de las aves terrestres extintas