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Quilo de Ciencia

El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.

Crónica de una pandemia no sucedida

Gripe A - Quilo de ciencia - cienciaes.com

Hace alrededor de un año nos asustábamos todos con la aparición de los primeros casos de Gripe A en Méjico, la cual confirmó su llegada a Europa días más tarde con un primer caso diagnosticado en Almansa (Albacete). Todo el mundo, literalmente, esperaba una pandemia que causaría centenas de miles o incluso de millones de muertos. Sin embargo, y afortunadamente, aunque la pandemia se ha producido y el virus se ha extendido rápidamente por el planeta, no ha causado los estragos que se temían. De hecho, la gripe A sólo ha causado, en un año, alrededor de 17.000 muertos, lo que es muy poco en comparación con la gripe estacional, que puede causar entre 250.000 y 500.000 muertos anualmente. La pregunta que los científicos y médicos se hacen ahora es: ¿por qué? ¿Qué podemos aprender de lo sucedido, o de lo que, por fortuna, no llegó a suceder?

Para empezar a responder a esta pregunta, los científicos han comenzado a revisar lo que conocían sobre el virus de la gripe y sobre la inmunidad que los seres humanos desarrollamos contra él para defendernos de su infección. El conocimiento científico adquirido hasta ese momento establecía varios hechos aparentemente demostrados. En primer lugar, si nos contagiamos, las personas desarrollamos anticuerpos contra el virus de la gripe. Estos anticuerpos son proteínas solubles que circulan por nuestra sangre y líquidos corporales y que se unen al virus cuando se topan con él. La unión de los anticuerpos al virus impide que éste se una, a su vez, a ciertas moléculas de la superficie de las células. Esta última unión es absolutamente indispensable para que el virus introduzca en el interior celular su material genético y utilice a la célula para fabricar nuevos virus, matándola o dañándola seriamente en el proceso. Así pues, una persona con los anticuerpos adecuados estará protegida de la infección, y aquella que no los tenga, será susceptible a la misma.

RÁPIDA MUTACIÓN

Otro de los hechos científicamente bien establecidos es que el virus de la gripe muta con rapidez. La mutación transforma al virus y consigue, en algunos casos, que los anticuerpos que las personas podamos haber fabricado en respuesta a anteriores encuentros con otros virus de la gripe no se unan al virus mutante con la misma fuerza. Si éste es el caso, estamos expuestos al contagio. En algunas ocasiones, debido a grandes cambios genéticos que pueden producirse al mezclarse virus de la gripe de diferentes especies (como ha sucedido con el virus de la gripe A, que es el resultante de una mezcla de virus de gripe de aves, de humanos y de cerdos), se produce un virus tan nuevo que nadie o casi nadie posee anticuerpos contra él. Este nuevo virus puede, por tanto, extenderse sin freno por la población de todo el planeta.

Al declararse los primeros casos del nuevo virus de la gripe, los científicos analizaron si ésta era o no la situación y comprobaron, con gran alarma, que en efecto, así era. Solo algunas personas mayores de 55 años disponían de anticuerpos capaces de frenar, en parte, al virus, posiblemente porque habían estado en contacto con otro virus similar hacía muchos años. Pero el resto de la población humana, en particular los más jóvenes, no estaba protegido por anticuerpo alguno capaz de neutralizar al nuevo virus. Ante esta falta de protección casi generalizada, los científicos concluyeron que, probablemente, el virus se extendería con rapidez, y causaría una pandemia planetaria, como así sucedió. Solo seis semanas después de los primeros casos, el virus se había extendido por los cinco continentes.

Los datos sobre la ausencia de anticuerpos protectores en la mayoría de las personas fueron los tomados en cuenta por las instituciones sanitarias internacionales a la hora de decidir qué hacer para prevenir una pandemia que se anunciaba mortífera. Los países que podían permitírselo compraron millones de vacunas y dosis de fármacos antivirales. Los hospitales y centros de salud se prepararon para una invasión de pacientes afectados de gripe. Se temían, además, efectos graves sobre la economía mundial, que debía ahora hacer frente no solo a la crisis financiera, sino a una pandemia planetaria.

Nada de esto sucedió.

CÉLULAS MEMORIA OLVIDADAS

Por esta razón, los científicos se han concentrado ahora en estudiar un segundo factor protector de las infecciones virales del que todos disponemos, pero que había sido olvidado. Este segundo factor lo constituyen células inmunes especializadas, capaces de detectar y matar a las células de nuestro propio cuerpo que han sido infectadas por un virus. Matándolas, se impide que las células infectadas produzcan nuevas partículas virales y la infección se dificulta o incluso se detiene.

Se sospecha que estas células inmunes, que detectan a las células infectadas de una manera diferente a cómo los anticuerpos detectan al virus, y que también recuerdan sus anteriores encuentros con los virus (por lo que se llaman células memoria), podrían ser más eficaces que los propios anticuerpos, al menos en algunos casos, para detener una posible pandemia de gripe. Se van a dedicar esfuerzos adicionales a investigarlas y a analizar su presencia en la población.

Indudablemente, los conocimientos que se desgajarán de estas investigaciones permitirán tomar mejores decisiones a la hora de enfrentarse a otra posible pandemia de gripe, que tarde o temprano sucederá. Tenemos aquí un excelente ejemplo de cómo y por qué invertir en adquirir el mejor conocimiento científico es necesario para tomar decisiones adecuadas, que tal vez no solo nos ahorrarán alarmas innecesarias, sino miles de millones de euros en vacunas y fármacos que podrán ser empleados para solucionar otros problemas planetarios. Falta hace.





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Aventuras y desventuras del virus de la gripe(I) . Hablamos con Enrique Tabarés.

Aventuras y desventuras del virus de la gripe (y II).


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