José Rafael Esteban Durán cuenta los detalles que rodean al descubrimiento de una nueva especie de insectos. Sucedió en el año 2006, junto al río San Lorencito, en la Reserva Biológica Alberto Manuel Brenes de Costa Rica. La reserva es un paraíso de 7.800 hectáreas en plena selva, donde convive una enorme cantidad de especies de plantas y animales, desde insectos hasta mamíferos.
En el año 2005, durante una de las campañas de recolecta y estudio de insectos que se vienen realizando gracias a la colaboración entre el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA, España) y la Universidad de Costa Rica, tuvo lugar un suceso que a punto estuvo de convertirse en catástrofe para las personas que allí investigaban. Las fuertes lluvias provocaron una riada que arrastró gran cantidad de árboles y piedras de enorme tamaño hacia el río San Lorencito. Cerca del río se encontraba José Rafael Esteban Durán junto a otros científicos y trabajadores recolectando insectos para su estudio. La suerte les salvó de la riada y, a modo de compensación por el peligro sufrido, la naturaleza recompensó a los investigadores con una nueva especie para la ciencia.
El descubrimiento tuvo lugar al año siguiente, cuando una gran cantidad de troncos y piedras arrastrados por la riada aún llenaban los márgenes del río. Como suele ser el procedimiento habitual para atraer a los insectos nocturnos, los investigadores se aprovechaban de la atracción que muchos insectos sienten por las fuentes luminosas para cazarlos, un sistema que se conoce como “trampa de luz”. En aquella ocasión, el reclamo estaba formado por varias lámparas, una de 400 watios, de vapor de mercurio, colocada sobre un mástil a 4 metros de altura, que servía de reclamo en las distancias largas, y otras dos lámparas que iluminaban una sábana blanca vertical donde se posaban los insectos al alcance de los investigadores.
Entre los muchos ejemplares que se posaron en la sábana, había un insecto de la familia de los cerambícidos, unos escarabajos de largas antenas, que Esteban Durán no había visto nunca. Posteriormente se recogieron varios ejemplares más, machos y hembras, y gracias a ellos se pudo comprobar que pertenecen a una especie nueva que, una vez descrita, ha recibido el nombre de Lagocheirus delestali.
José Rafael Esteban Durán nos explica hoy en “Seis Patas tiene la Vida” los trabajos que conlleva la captura, identificación y descripción de una nueva especie, y nos facilita una curiosa teoría sobre el origen del Lagocheirus delestali.
La nueva especie fue descrita por V. H. Toledo y J. R. Esteban Durán en el siguiente artículo que pueden ustedes consultar: “Description of Lagocheirus delestali from the Reserva Biológica Alberto Manuel Brenes, Alajuela, Costa Rica”
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