Buscando "Bacterias"
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Numerosos estudios realizados tanto con animales de laboratorio como con seres humanos han confirmado el hecho de que la estructura química de las grasas, es decir, que posean más o menos átomos de hidrógeno (saturación) en las cadenas de átomos de carbono que las forman, puede ser cuestión de vida o muerte. Así, se ha demostrado que comer grasas saturadas, presentes sobre todo en productos derivados de animales de granja, como la carne o la leche, en exceso resulta perjudicial para la salud, mientras que las grasas poliinsaturadas, presentes sobre todo en alimentos animales de origen marino o vegetal, ejercen efectos beneficiosos. Sin embargo, nada se conoce verdaderamente hasta que no se comprende no solo por qué, sino también cómo funcionan y se producen las cosas.
Los microorganismos son los ingenieros invisibles que habitan en cada rincón del planeta, en una cantidad y diversidad inimaginables. Se estima que existen más de un billón de especies distintas, y el número total de individuos es tan grande que requeriríamos un número con 30 ceros para expresarlo. La inmensa mayoría de estas especies aún son desconocidas para la ciencia, lo que garantiza trabajo para los microbiólogos durante muchos años. Olga Sánchez, nuestra invitada en Hablando con Científicos, es catedrática en la Universidad Autónoma de Barcelona y ha publicado recientemente un artículo sobre estos fascinantes microorganismos, incluidos los que habitan en las profundidades del océano. Hoy nos habla sobre estos minúsculos habitantes, tanto marinos como terrestres, la mayoría de los cuales viven aportando beneficios a otros seres vivos, incluidos los humanos.
Nuestros intestinos albergan diez bacterias por cada célula de nuestro cuerpo. Al igual que acondicionamos nuestra casa para hacer frente a cambios estacionales o económicos, cabría esperar que, al ser nuestros cuerpos realmente la morada de las bacterias intestinales, estas, lejos de ser meros agentes pasivos, deberían también actuar para acondicionar su “casa”, de modo que esta haga frente mejor a las contingencias del entorno. Puesto que la flora intestinal participa en el desarrollo de la obesidad, investigadores de varios centros de investigación suizos estudian si la flora intestinal no tendría también algún efecto en la generación de tejido adiposo en respuesta al frío.
Muchos de los grandes descubrimientos de la historia de la ciencia se produjeron por casualidad. Pero la casualidad por sí sola no basta, lo importante es estar ahí cuando sucede y tener los conocimientos necesarios para interpretarla. En 1928, en el curso de los experimentos con bacterias Alexander Fleming se dio cuenta de que, alrededor de una mancha de moho que había contaminado por casualidad uno de sus cultivos, las colonias de bacterias habían muerto. En lugar de desechar el cultivo sin más, como hicieron muchos otros antes que él, Fleming investigó sus causas y logró abrir el camino que proporcionó a la humanidad una de las armas más poderosas en la lucha contra la enfermedad: la penicilina.
La historia que hoy nos cuenta Jorge Laborda en este capitulo octavo sobre el Sistema Inmunitario tiene un protagonista de excepción: el linfocito T. Podríamos pensar que se trata de células de defensa iguales entre sí, pero la realidad es muchísimo más compleja y, a la vez, maravillosa. Los linfocitos T existen por millones y todos ellos son diferentes. A lo largo de su vida, cada uno de ellos pasa por una fase de formación en la que lo primero que aprenden es a reconocer lo propio, es decir, aquellas moléculas que pertenecen a nuestras propias células. Una vez superada esta fase de aprendizaje para evitar daños colaterales que serían peligrosos, se preparan para reconocer lo “ajeno” es decir, aquellas moléculas o antígenos que pueden identificar a un invasor. Otras células del sistema inmunitario presentan esos antígenos a los linfocitos T en los ganglios linfáticos y, cuando uno de ellos conecta con una molécula, se activa y comienza una cascada de cambios que desembocan en estrategias de extraordinaria complejidad y eficacia contra el enemigo.
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