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La microbiota, más conocida popularmente como flora, la constituyen los miles de especies bacterianas que viven sobre la piel y, en particular, sobre la superficie interna del organismo, en el intestino. Uno de los hechos revelado por los estudios sobre la microbiota es que esta y nosotros hemos evolucionado de manera conjunta. Tal es así que hoy el sistema inmunitario necesita de la microbiota para su adecuado desarrollo. Se ha comprobado que las moléculas propias de las bacterias son fundamentales para activar los linfocitos T del sistema inmunitario innato. Una vez activados, se generan miles de linfocitos T idénticos que hacen frente a la infección y después generan de linfocitos T memoria que vivirán más tiempo y servirán para “recordar” lo sucedido. Ahora, investigadores de la Universidad de Melbourne han estudiado si la flora intestinal también desempeña alguna función en la generación de los linfocitos T memoria.
Una imagen tomada en 2009 por la sonda japonesa Kaguya reveló la existencia de un agujero oscuro y profundo en la región Marius Hills de la superficie lunar. Desde entonces se han descubierto ya casi trescientas de estas formaciones, denominados cráteres de subsidencia, cráteres de pozo o, como se dice en habla inglesa, “pit crater”. Un pit crater es, en realidad, una abertura en el suelo que conecta la superficie lunar con cavidades subterráneas o túneles excavados en tiempos remotos por flujos de lava. Gabriel López y Laura Parro, nuestros invitados en Hablando con Científicos, estudian estos pozos lunares con el objetivo de utilizarlos como puertas de entrada hacia espacios subterráneos donde instalar bases lunares. Allí, las paredes y techos de roca protegerán a los astronautas contra la radiación y los micrometeoritos, además de proporcionarles un ambiente más benigno, libre de las variaciones de temperatura extremas que existen en la superficie. Este estudio ha sido presentado en la XV Reunión de la Sociedad Española de Astronomía.
La estrella llamada KIC 8463852, similar al Sol, y localizada en la constelación del Cisne, a unos 1.400 años-luz de la Tierra, ha sido uno de los descubrimientos más extraños del telescopio espacial Kepler. Esta estrella suscitó el asombro de los astrofísicos porque su luminosidad cambia de manera errática sin que los científicos puedan explicarlo. El 5 de marzo de 2011 disminuyó alrededor de un 15%, después de un periodo de relativa calma, a partir de febrero de 2013 volvió a sorprender con cambios erráticos e intensos de luminosidad que llegaron al 22% en algunos momentos. Ante este comportamiento no faltan hipótesis, unas serias, como la existencia de enormes enjambres de cometas, y otras no tanto, como la existencia de una civilización avanzada. Ahora nuevos datos sugieren que la estrella atraviesa una nube de gas que bloquea su luz de manera aparentemente errática.
Existe una asimetría entre las dos caras de la Luna. La cara visible está dominada por regiones extensas, más oscuras que el resto, denominadas mares. La cara oculta, sin embargo, no posee mares y muestra muchos más cráteres. Los estudios sobre la composición química de la Luna realizados desde las misiones Apolo indican que la región de su hemisferio norte donde los mares son más extensos es rica en elementos químicos como fósforo, potasio, titanio y torio. Por el contrario, la cara oculta, particularmente en la cuenca de Aitken, cercana al polo sur Lunar, justo en las antípodas de la región de la cara visible de la Luna donde la abundancia de esos de elementos es más elevada, está empobrecida en esos elementos. Ahora, una investigación indica que la colisión con un asteroide creó la cuenca de Aitkin y generó una columna de calor que se propagó hacia el interior del manto lunar y estimuló una dinámica de convección que favoreció la acumulación de potasio, fósforo, titanio y torio, entre otros elementos, justo en el lado opuesto de la Luna. El calor que llegó hasta ese lugar produjo igualmente las coladas de lava que generaron los mares lunares.
Tras un paréntesis de tres programas, vuelvo a retomar la serie Quilo Vintage con un podcast de un estilo inusual. Es inusual porque en lugar de explicar y comentar algún reciente avance de la ciencia, para la época, me dedico a explicar un concepto científico, un conocimiento básico para entender ciertas cosas. En este caso, el concepto que quería explicar era el de una unidad de distancia astronómica, el pársec. Mi intención, como veréis, no era solo que los lectores de entonces comprendieran de la manera más entretenida posible la magnitud de las distancias a las que se encuentran las estrellas, sino también la magnitud de las distancias recorridas en una de las series de películas de fantasía más conocidas y populares: La guerra de las galaxias o Star Wars.
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